lunes, 26 de marzo de 2018

Canaria conoce Barcelona desde el aire

De hace un tiempo a esta parte y por cuestiones que no vienen al caso ahora, pillo varios vuelos nacionales (alguno internacional) anualmente. No sé qué pensarán ustedes, pero es un agotamiento como no hay dos.

Qué horror... 

Qué engorro...

¡Qué pereza tan grande, madre mía!

Llegar al aeropuerto con una hora y media de antelación. ¿Para qué? La mitad de las veces las colas son rapiditas y la otra mitad lo serían si esa gente no cobrara por horas. Mis hij@s, he visto cojos más rápidos. Pasamos al control de seguridad. Porque como no supuso suficiente padecimiento embutir el portátil y la ropa sobrante en el bolso de manos, ahora resulta que te hacen vaciarlo. ¡Y ojo! Quitarte botas, jersey, cinturones, gorros... Tan buenas no serán los putos detectores si tienes que marcarte un desnudo para atravesarlo, digo yo. Y eso si tienes la suerte de pasar limpia, sin pitidos ni sospechas. Porque yo debo tener una cara de narcotraficante que no se aguanta: ¡3 veces me han hecho ya el control antidrogas! Y me registran por lo menos 3 de cada 5 veces que viajo... Y te ves ahí, plantada, delante de los guardias que te miran recelosos... Y los viajantes, que te miran igual. Y tú te sientes el prota de una peli colombiana. Creo que haré caso a mi madre y me cambiaré el look, por si acaso ayude. 
Continuamos con la puerta de embarque... La cola de embarque estaba allí antes de que se inaugurara la puerta. ¿Me puede explicar alguien qué prisas tiene todo el mundo por entrar en el avión el primero? ¡Si te va a tocar esperar igual, dentro que fuera del trasto! Todavía si vuelas con Ryanair puedo entender la furia que se desata, pero, francamente, yo me he vuelto una señoritinga y ya solo viajo con compañías que me garanticen el asiento. Preferentemente en ventanilla, por favor, gracias, de nada, a ti, maja, por venir. 

Y, por fin, vuelas...
...
...
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¿En serio hay alguien a quien le gusten los aviones? A mí viajar me encanta, me flipa... Pero una vez en el destino, porque el trayecto es una procesión sin santo (no offense, mis querid@s fanátic@s) Pero el avión es estrecho, incómodo para dormir, y la gente... Bueno, mi problema con la gente será tratado en otra ocasión, porque tengo tela yo con la humanidad así, en general. 

Y luego el aterrizaje. Yo he vivido aterrizajes de todos los tipos: buenos, muy buenos y ¿pero qué cojones ha sido eso y por qué el piloto quiere matarnos a tod@s? Por suerte, la experiencia es más buena que mala. Tras la avalancha salvaje para salir del avión (que sí, que salimos tod@s, déjense de impaciencias), viene la larrrrrrrrrrga espera por la maleta. Si puedo, viajo solo con maleta de mano, pero estas últimas veces mis viajes han sido de varias semanas de duración y he tenido que facturar maleta. Otro suplicio. Y esta vez, me centro en mi caso particular: yo soy de Gran Canaria, pero vivo en Tarragona. Tarragona no tiene aeropuerto, con lo cual, debes viajar a Barcelona y de ahí, tren o bus (no se enfaden, mis canari@s, es para que me entiendan los peninsulares y peninsularas). Bien. MILAGRO DEL SEÑOR QUE TE CUADRE EL HORARIO DE LLEGADA CON EL HORARIO DE SALIDA A TARRAGONA. En serio, eso solo pasa una vez, y coincide con el paso del cometa Halley. Tal día como hoy: viajo con Vueling (ejem), el aterrizaje está previsto a las 19.45hs, pero se produce a las 20hs, (supongo que por tráfico aéreo, porque si no, no entiendo los 20 minutos que nos tiramos volando en círculos sobre Barcelona), con lo cual el bus de las 20.05hs ya está perdido. La maleta no sale de la cinta hasta las 20.35hs, con lo cual corre para pillar un metro que te lleve a Barcelona Estación de Francia (leído con voz de metro) para luego coger un tren a las 21.08hs (último tren) dirección Tarragona.

¿Conclusión? Que me toca quedarme en la Terminal 1 del aeropuerto del Prat hasta las 22.40 hs que sale el ÚLTIMO bus a Tarragona...

Querid@s canarion@s que me preguntan por el transporte público en Tarragona, ya se pueden hacer una idea.

Para todo lo demás, no dejen de leerme 💓


PD: Esta es MI verdad, MI opinión. Cada cual tendrá la suya. 

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