miércoles, 28 de febrero de 2018

Ni machismo ni feminismo y otros fantasmas


Muchos leerán el título de esta entrada y volverán a pensar: "Qué pesaditas están con esto del feminismo". 

Sí, estamos muy pesaditas, y voy a explicar por qué. 

A lo largo de la historia a las mujeres se nos ha tratado de forma diferente, generalmente con trato desfavorable, única y exclusivamente, por ser mujeres. Tras muchos años, siglos, de vivir con ello, hemos despertado y luchamos por lo que es nuestro: un trato igualitario. En todos los sentidos.

"Es que las mujeres van de víctimas; ¿qué pasa, que los hombres no sufren?" Sí, claro que sufren. Pero, si cuando se habla de violencia doméstica se presta más atención a las muertes femeninas que a esos "30 hombres asesinados a manos de sus parejas" es porque, por suerte, estos hombres son una excepción. Si se habla más del acoso sexual constante que sufren las mujeres que del acoso sexual que sufren los hombres en ámbitos como, por ejemplo, el laboral, es porque, por suerte, estos hombres son una excepción. En estos casos, las víctimas (hablamos de las masculinas) estaban en inferioridad con respecto a su atacante/acosador@: físicamente es más pequeño, es nuevo en la empresa y "tiene que cargar con ciertas cosas"... Son casos injustos y castigables, por supuesto. 

Las mujeres sufrimos violencia, física, sexual, etc. única y exclusivamente, por ser MUJERES. Da igual nuestra posición social, económica, nuestra edad, nuestro aspecto físico. Se da por hecho que al ser mujeres somos más débiles, estamos a merced del hombre que tenemos más cerca. No es, por desgracia, una excepción. 

Y ya estamos hartas. No queremos un trato diferenciado ni privilegiado (la mujer que lo pida no es feminista, lo digo ya), queremos lo que nos corresponde: LIBERTAD e IGUALDAD. Libertad para salir a la calle y volver sanas y salvas. Libertad para vestir como nos de la gana sin sufrir acoso o críticas de ningún tipo. Libertad para elegir la opción de vida que más nos apetezca: no por ser mujer tengo que ser madre. Libertad para unificar nuestra vida y ser madre y trabajadora, y no una cosa o la otra. Igualdad a la hora de enfrentarnos al mercado laboral. 

"Es que hay mujeres que denuncian a sus maridos y es mentira". "Es que hay mujeres que alejan a sus padres de sus hijos". Sí, las hay. Pero no son "malas mujeres". Son MALAS PERSONAS. Hay denuncias de malos tratos falsas, claro que las hay. Y hay denuncias por robo que también son falsas. Y hay denuncias por 20.000 cosas que son falsas. Hay madres que dan su vida por sus hijos. Y hay madres a las que les importan un carajo sus hijos. Hay padres que se desviven por sus hijos. Y hay padres que pasan olímpicamente de ellos. No confundamos unas cosas con otras. No metamos a todas las mujeres en el saco. Porque hay de todo. También hay hombres buenos, incluso feministas. No todos son unos maltratadores. No todos son unos acosadores. 

No nos confundamos. Una cosa es una cosa. Y otra cosa, es otra cosa. 

El feminismo es necesario. PARA TODOS. Para que las mujeres puedan elegir salir de casa a trabajar, y no por ello ser malas madres. Para que los hombres puedan elegir quedarse en casa a cuidar de sus hijos, y no por ello sean menos hombres. Para que las mujeres puedan vestir como quieran sin ser juzgadas ni expuestas al abuso sexual. Para que los hombres puedan disfrutar su cuerpo, sea como sea, gordo, flaco, alto, bajo, peludo, calvo... Sin sufrir complejos.

Para que ningún cuerpo femenino vuelva a ser ultrajado. 

Para que no muera ni una mujer más. 



PD: Esta es MI verdad, MI opinión. Cada cual tendrá la suya. 



domingo, 25 de febrero de 2018

Cambio de idea



Patético Johny, el Patético Johny que algunos conocieron, ya no existe como tal.

Ha vuelto, pero ha vuelto distinto.

Ha vuelto crecido, y maduro.

Y con más cosas que decir que nunca.

Gracias. Gracias a los que formaron parte de nuestra aventura.

Pero sobre todo, gracias a las patéticas que lo hicieron real.

Gracias, Irisada.

Gracias, Penny.

Patético Johny, el Patético Johny que algunos conocieron, será siempre nuestro.

Pero ahora, es otro.